Terapia de Muñeca - Doll Teraphia, para personas con demencia

Por Mónica Oviedo

“Está peinando la muñeca”…, un dicho común, al menos en nuestro país, que alude a una persona en un estado de “locura”. Sin embargo, este dicho esta teniendo una acepción totalmente distinta y además, positiva. En la búsqueda de terapias no farmacológicas, para  promover el bienestar y calidad de vida de personas con demencia, descubrí  hace un tiempo  la llamada “Doll Therapy”  o Terapia con Muñecas, creada por Anne Burnnet en EEUU. Se trata de un  tratamiento no farmacológico que ha mitigado los trastornos del comportamiento en pacientes con Alzheimer y que ha favorecido la comunicación entre pacientes y cuidadores, teniendo excelentes resultados en el ámbito cognitivo, psicológico y físico.

Si bien se creó en EE.UU., está también en nuestro país. En la sureña Curanilahue, conocí a Patricia Vigueras Gourdet, cuidadora principal de su hermana mayor de 79 años, quien hace 10 años fue diagnosticada con Alzheimer. Patricia es integrante de la “Fundación Campo Terapéutico y Residencia Protegida Peumayén”, proyecto que va dirigido a los pacientes de Alzheimer y cuidadores principales. Ella accedió a entregar su testimonio sobre el uso de esta terapia y  los cambios significativos que ha tenido su hermana desde que ” Esperanza”, que es el nombre de la muñeca, pasó a ser parte de sus vidas.  

Previamente, revisemos algunos de los beneficios  que han tenido las personas con el uso de ésta terapia. Según los estudios que existen, y de acuerdo a  experiencias  que relatan cuidadores, se pueden resumir como sigue:

  • Beneficios a nivel cognitivo: promueve la atención y la concentración, dado que la persona debe  estar alerta a realizar las tareas de la vida cotidiana, como  vestir, lavar, peinar y arreglar a la muñeca. Mejora la percepción sensorial mediante la estimulación táctil (vestir, lavar, acariciar, etc). como también promueve el habla y la comunicación, resultando disminuciones significativas en las verbalizaciones negativas.
  • Desde el punto de vista psicológico, al estar ocupadas en la ejecución de las tareas para otro, las personas logran reducir la sensación de soledad, vacío y aislamiento. Existen relatos de cuidadores que expresan que desde la implementación de la terapia, su familiar con Alzheimer ha disminuido los estados de agitación, ansiedad, comportamientos obsesivos y el deambular. Como consecuencia,  hay mejorías en su estado de ánimo,  una mayor participación social y un aumento de su sensación de bienestar.
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  • En la perspectiva del estado físico, se advierte que cada una de las tareas que conlleva vestir, lavar, manipular a la muñeca, acunarla o pasearla, promueve la estimulación de habilidades motoras, como el equilibrio y la motricidad tanto gruesa como fina.

 

Sobre los beneficios citados anteriormente, existen diversos estudios y proyectos que lo avalan, como el realizado por Lloyd, McKenzie, Searle y James (2000). De sus conclusiones se deduce que esta terapia, como alternativa a los medicamentos, reduce la ansiedad y la agitación, desvía a actividades significativas a pacientes con impulsos errantes nocturnos y recupera con éxito vivencias de años especiales. Esto puede dar por resultado una mejora en la autoestima, así como incrementar el sentido de identidad, la satisfacción, el consuelo y la seguridad, además de la resolución de recuerdos angustiantes. Alienta a las personas aisladas a la participación activa, fomentando la comunicación. No menos importante es el hecho que constituye una poderosa herramienta de reminiscencia: de acuerdo con varios directores de casas de reposo, muchos de los pacientes con enfermedad de Alzheimer, en especial las mujeres, tienden a revertir a los primeros años de su tercera década de vida, cuando eran madres de niños pequeños (Jones, 1997).

En nuestra entrevista Patricia me señala algunos de los beneficios que ha observado: “Esperancita nos acompaña a todas partes, siendo parte importante en el tratamiento y contención de mi hermana. Esperanza fue una sorpresa para el neurólogo de mi hermana que no entendía como una muñeca podía reducir la ansiedad, la agitación y además la ayudaba en la comunicación “… “Esperanza es todo para mi hermana y mucho más para mi, ¡se llama Esperanza por lo mismo !… fue la esperanza que vi en retomar en parte mi vida.”… “ veo que  mi hermana está siempre feliz y eso es todo para mi”.

A pesar de todos los beneficios que conlleva ésta terapia no farmacológica, su implementación presenta controversias, dado el estigma que genera que una persona mayor “juegue con muñecas”, lo que podría ser considerado como que se la está infantilizando.  Patricia Vigueras, ante esta controversia, señala “increíblemente y pese a que mostramos los beneficios de usar la terapia de muñecas, porque está comprobado que sonríen más, que pasan de ser cuidadas a cuidadoras y se mantienen tranquilas con el apego, tenemos en contra el estigma de que una adulta ande con una muñeca”. “Espero que algún día se convenzan que la terapia de muñecas les hace muy bien… sonríen mucho más que las otras pacientes de Alzheimer que tenemos en el grupo”.

Particularmente,  como psicogerontóloga,  considero que cada intervención que conlleve un beneficio en la calidad de vida de un ser humano, en éste caso a personas con Alzheimer, es positiva y por lo tanto la terapia con muñecas debe plantearse como una opción válida, considerando que:

  • Cada intervención debe estar centrada en la persona. La aplicación y la continuidad de esta terapia, como en todas, dependerá si sus efectos son favorables o nó para la paciente.
  • Se deberá monitorear si la paciente muestra un efectivo interés en la muñeca. Esto debe ser natural y nunca imponer.
  • No es para todos, sino para quienes la acepten. Asimismo, como terapia, la familia debe dar consentimiento.  
  • Es una herramienta más, por tanto no excluyente de otro tipo de terapias.
  • La implementación por parte de profesionales, debe estar sustentada en su ética profesional, realizando un seguimiento y control metódico de su implementación. 

 

El objetivo de ésta terapia no es humanizar un objeto, en este caso la muñeca, ni que se excluya la terapia farmacológica, sino que es esencialmente  terapéutico,  para contribuir a  mitigar síntomas de angustia y agitación,  logrando espacios de relajación y contención,   y,  porque nó, de felicidad en la paciente. Esta mejor calidad de vida, por cierto, redundará en un ambiente más positivo para los cuidadores.

*extracto entrevista página web 

 

 

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